Por Dr. Silvio Calves HernándezHACER LAS COSAS A MEDIA HACE BASTANTE DAÑO
El pretender utilizar el mercado como un resorte para el desarrollo de las actividades empresariales no es solamente que los precios de los productos se determinen por oferta y demanda. Estaríamos faltándole el respeto al concepto de Mercado y Economía de Mercado si solo aceptáramos que se reduce a precios de oferta y demanda.
El Mercado se aborda como sistema o es mejor no hacerlo, pues produce malos resultados.
A partir de la proclamación que realizo un funcionario en el 2011 en la Asamblea Nacional del Poder Popular de que los precios de los trabajadores por cuenta propia serían por oferta y demanda, nos creímos que ya eso era economía de mercado y obtendríamos algunos de los beneficios que ha demostrado pero preservando nuestros postulados de justicia social.
Esa forma de establecer fragmentada la economía de mercado, sin tener en cuenta que es un sistema, ha contribuido al deterioro de la economía de país y a la inflación.
Ese sistema tiene estrategia, una estructura en que actúa, habilidades y know how tanto para el gobierno como para los operadores del sistema, tiene que tener personas adecuadamente incorporadas y preparadas, tiene sistemas diversos, tanto financieros como tributarios, modernos y eficaces, sistemas de créditos y préstamos, sistemas de asociaciones diversas con otras entidades, sistemas de quiebra, normas de conducta, ética comercial y valores, además de la necesaria competencia entre los actores así como regulaciones contra monopolios y también existen mecanismos de valores de mercado. En fin son muchas cosas. Que han aplicado durante décadas países capitalistas, y en un periodo más corto con sus peculiaridades, naciones que construyen el Socialismo como China y Vietnam
Quizás algunos de los males que tiene nuestra economía están en la entrega por episodios de los cambios e introducciones necesarias para que el mercado llegue a funcionar con reglas que estimulen a trabajar con eficiencia y productividad y dejen de perjudicar a una gran mayoría de la población.
Esta entrega por episodios comenzó desde la aprobación de los lineamientos en que muchas medidas enunciadas en ellos se fueron dilatando su aplicación en espera del momento de declarar la eliminación de la dualidad monetaria y cambiaria y se perdió el tiempo de introducir cambios importantes que estimularan la producción. Pasó que cuando se hizo la eliminación de la dualidad el momento fue poco oportuno y ni actores económicos ni los propios ciudadanos estaban preparados.
Todo eso ha faltado en el proceso de introducción del Mercado en un país que proclama buscar el desarrollo, la prosperidad y la justicia social.
Muchos colegas e intelectuales conocedores profundos del Marxismo han refrendado el concepto de que el reconocimiento al mercado es necesario y de gran importancia en el periodo de construcción del Socialismo, por tanto, no puede haber una actitud vergonzante por aplicar los elementos del sistema de mercado y no tener la mala caricatura actual que ha generado efectos de un neoliberalismo de pobres, incrementando desigualdades, empobreciendo a una gran mayoría y deteriorando la calidad de vida.
Las empresas estatales, sobre las cuales muchos colegas hablan y proponen soluciones, también son víctimas de esa proclamación de oferta y demanda sin otras medidas que realmente promuevan el fomento de su desarrollo en condiciones más acorde a los intereses de la sociedad.
Estas empresas públicas, que llamamos estatales, parecen estar en un conflicto de autoridad, pues, ni son tan libres como se ha deseado y estipulado en múltiples documentos y discursos, ni a veces están tan subordinadas a los organismos. Están su mayoría subordinadas a algo más de 80 Osdes que pretendiendo ser Corporaciones sin tener jefaturas de mentalidad corporativa, se han convertido en otra fuente de gastos de las empresas estatales. En realidad son otro brazo extendido del Estado para captar ingresos y no perder el control de las empresas.
Otro mal que nos impide progresar es que el dueño de esas, empresa estatales, es un gobierno gastador.
Tiene una estructura muy grande, gran cantidad de Ministerios e instituciones Centrales que suman más de 26 y cuyos homólogos con algún tipo de organización se encuentran en provincias y municipios, todo este andamiaje con muchos gastos presupuestarios, personal, equipos, consumo energético, combustible, autos y equipos de transporte que se financian en gran medida del aporte de las empresas estatales y del pago de sus impuestos a lo que también aportan los impuestos de los diferentes actores.
Esta estructura de gobierno presenta en algunas ramas la responsabilidad de más de un actor estatal, como es por ejemplo la rama de los alimentos o la de educación, en que también hay funciones de desarrollo de la ciencia y la cultura.
En definitiva, los ministerios velan porque se cumplan políticos ramales o sectoriales y son los actores y entidades nacionales, provinciales y municipales quienes ejercen el oficio que corresponde.
Esas empresas estatales que son rentables y eficiente sin pérdidas están sufragando indirectamente con sus aportes el subsidio a otras empresas estatales con pérdidas.
Ese dueño estatal también tiene elevados gastos sociales en actividades que ahora están muy deterioradas como la salud y la educación y su gratuidad para todos no ha tenido en cuenta las variaciones de ingresos que ha suscitado la aparición de diversos actores económicos con economías muy superiores y que reciben igual beneficio que las personas más vulnerables o de menores ingresos. Creo que en el Mundo hay fórmulas no solo mediante los impuestos para resolver estas situaciones y descargar en algo los gastos del Estado y, por lo tanto, a las propias empresas estatales. No considero que sea de mucha justicia social brindar gratuitamente los servicios de salud y educación, por igual a quienes han logrado grandes ingresos a expensas de gastos de otras capas de población menos favorecidas.
Creo que se debe comenzar a entender que ante un contexto nacional diferente al que se establecieron determinados conceptos de justicia social , hay que hacer cambios.
El contexto ha cambiado y bastante, hasta en los propios lineamientos se avizoraba modificaciones con relación a la Libreta de Abastecimiento.
Unido a lo anterior, ese aporte de las empresas que tienen capacidades de hacerlo sirve para financiar a las unidades presupuestadas que son más que las empresas estatales y más aún que aquellas que pueden distribuir utilidades. Seguramente varias de estas Unidades Presupuestadas tienen capacidades para generar ingresos propios y no lo hacen por conceptos que limitan el poder hacer uso de esas fortalezas para reducir o eliminar la dependencia del presupuesto del Estado.
Hay otros gastos sociales ahora de disfrute general de la ciudadanía que bien pudiera revisarse y determinar a quién no y a quién sí.
Sin pretender ser absoluto, la empresa estatal es el “miembro de la familia” que trabaja para ayudar a mantener a todos los demás dependientes del Estado
Como consideración final resulta importante subrayar que si vamos a aplicar un modelo de economía de mercado con justicia social hay que empezar a desplegar los elementos del sistema y no quedarnos a medias. Hacerlos en la secuencia y continuidad que esto conlleva.
Por otra parte, resulta necesario abordar con profundidad la reestructuración del gobierno que se corresponda con su verdadera misión de gobernar y administrar la sociedad.